7 de febr. 2011

Las voces de Egipto

Las voces de Egipto
por Patricia Godes
 
La música árabe le da sopas con onda a la occidental. Modernos o clásicos, los músicos árabes poseen una riqueza de recursos técnicos y expresivos de los que no disfrutamos en este lado del paraíso. La admiración por la música árabe siempre ha sido un lugar común entre lo snobs musicales. ¿A quién le importa? En estos momentos en los que la guerra fría entre la cristiandad y el Islam se ha recrudecido y los malos de las películas son siempre árabes, hay que esforzarse aún mas por disfrutar de las buenas cosas que tienen los enemigos de nuestros gobernantes (que no nuestros). Que se lo pierdan ellos, nosotros no.
Durante la primera mitad del siglo XX, El Cairo fue una ciudad ilustrada, cosmopolita y próspera, muy receptiva a las nuevas ideas. No es de extrañar que tuviera fama por si larga tradición musical, ya que allí aparecieron numerosos artistas influyentes y admirados. La música cairota era muy culta, basada en la tradición árabe pero abierta a todo tipo de influencias; por poner un ejemplo, cuando Mohamed Al Kasabji, el acompañante de Om Kalsoun, se retiró ella no dudó en sustituir su magistral laúd por una guitarra eléctrica.
No todos los musicólogos y críticos comparten el entusiasmo del público por esta escuela de cantantes_ Paul Bowles la ha descalificado de un plumazo calificándola de “kitsch egipcio” (en fin, bien está que se sepa, aunque lo cierto es que es una música preciosa y a mí, personalmente, me encantan hasta los gorgoritos operísticos de Asmahan).

Repóker de Ases
Texto de P.G.

Sheik Sayed Darwish (1892 – 1923). Sayed Darwish Al Bahr era de Alejandría. Expulsado de la escuela religiosa por el mal comportamiento, trabajaba como albañil y cantaba para sus compañeros. Los miembros de una compañía teatral le oyeron y se lo llevaron de gira a Siria, donde estudió música. Fue el primero que se liberó de la influencia otomana y del agobiante peso de la tradición y el primero que usó la orquesta europea. En sus canciones trataba asuntos sociales y criticaba el régimen colonial inglés y fue quién sacó la música de los palacios y mansiones para ofrecérsela al pueblo. Compuso el himno nacional. Murió por sobredosis de cocaína (según la Guía de la World Music de Penguin). No tuvo mucho éxito a causa de la competencia con las grandes voces de la época, pero sí lo obtuvieron sus operetas y obras de teatro musical. Pasado el tiempo, el aniversario de su muerte es prácticamente fiesta nacional, hay estatuas suyas por todo el país y se le conoce como “El músico del pueblo”.


Mohammed Abdel Wahab junto a Oum Kalsoum
Mohamed Abdel Wahab (1907 – 1991) Nació en el Cairo, poseía una bella voz con un registro sorprendente, tocaba el laúd y compuso casi dos mil canciones, para él y para otros cantantes, sobre todo para Oum Kalsoum. Su conocimiento tanto de la música tradicional árabe como de la música occidental le permitió introducir muchos elementos musicales típicos de Occidente e instrumentos como el acordeón, el sintetizador o el órgano, dando muestras de una versatilidad sorprendente. Tuvo mucho éxito en el cine y el teatro musical. Estivo años sin grabar y regresó en 1988 vendiendo dos millones de discos. A su entierro asistieron todos los grandes dignatarios egipcios, embajadores de los países árabes e infinidad de artistas y músicos.

Farid El Atrache (1915 – 1974). Era príncipe. Nació en Siria, pero su madre, viuda, se refugió en Egipto huyendo de las persecuciones políticas. Empezó a cantar para sobrevivir y su hijo hizo lo mismo. Es el gran maestro del laúd y cantaba con tristeza sus propias canciones. Protegido del compositor Ryad Sonbati, entró en la orquesta de la radio nacional como laúd y luego como cantante. Posteriormente, pasó a las radios comerciales y al cine. Compuso para otros cantantes. Incorporó elementos del flamenco y de la música de baile occidental. Llevó una vida disipada con escándalos y amoríos (incluyendo un romance con la esposa del depuesto rey Faruk) que llenaban las primeras planas de las revistas.

Asmahan (1918 – 1944). Amal El Atrache, hermana de Farid. Fue muy importante para la música árabe porque incorporó trinos operísticos y otros recursos del bel canto. El resultado fascinó al público árabe, que nunca había oído cantar así. Triunfó en el cine (con y sin su hermano) y en el teatro musical. Murió prematuramente a causa de un accidente, se sospecha que provocado, en la guerra secreta entre espías que se desencadenó en El Cairo durante la Segunda Guerra Mundial.

Láila Murad (1918 – 1995). Actriz y cantante cairota, nació en el seno de una familia judía del mundo del espectáculo. En 1946 se convirtió al Islam. Competidora directa do Oum Kalsoum, fue víctima de algunos rumores que la acusaban, de entre otras cosas, de estar casada en secreto con el rey o de ser espía israelí. El presidente Naser, personalmente se ocupó de que fuera exonerada pero ella, harta de todo, se retiró en los años cincuenta.

Abdel Halim Hafez (1929 – 1977) Abdel Halim Ali Ismail Shabana nació en El Halawat, a ochenta kilómetros de El Cairo. Su madre murió al dar a luz y, poco después, también falleció su padre. Sufría bilarcia, una enfermedad causada por parásitos habitual entre los jóvenes pobres que le atormentó hasta su muerte. Sensible y tierno, atraía a las multitudes por el contraste con la estereotipada virilidad del hombre árabe. Estudió en el Instituto de Música Árabe de El Cairo, como su padrino musical, Abdel Wahab. Cuando éste decidió concentrarse en la composición, fue él quien estrenó sus nuevas canciones. En los años cincuenta y sesenta, cantó a los poetas contemporáneos y su preferencia por las letras sencillas, casi coloquiales, tuvo una profunda influencia en la música árabe.

Publicado en el número 7 de la revista LDNM (La Dinamo) http://www.ladinamo.org/
Este texto venía acompañado de un artículo sobre Om Kaltum de Santiago Alba Rico que está disponible online en diversas webs